Ana Flecha Marco: escribir como empezar una y otra vez

 

Cuando acabo de escribir un libro, me sobreviene una especie de amnesia absurda: no entiendo muy bien cómo ha podido ocurrir. Se podría decir que a medida que el libro crece y toma forma va desapareciendo el recuerdo de cómo empezó todo, de dónde salieron todas esas páginas llenas de texto. El proceso es lento, claro, pero cuando ya he terminado de escribir llego a creerme que el libro estaba allí antes, que la idea, la trama y los personajes existían desde el principio, que sus voces me hablaban claras y que lo único que tuve que hacer yo fue escribir sus palabras por el mismo orden que ocupan ahora. 

La realidad, evidentemente, es otra. Los libros que he escrito, los he escrito yo, y en el proceso, aunque felizmente se me olvide, he sufrido, he esbozado, he pensado, he borrado, he escrito y he reescrito; también he llenado el escritorio, el de madera, de hojas sueltas llenas de notas y dibujos; de cuadernos que siempre llevo conmigo aunque rara vez los uso en público; de libros que han escrito otras personas; de tazas que alguna vez estuvieron llenas. De los cuadernos y los apuntes rescato ideas que exploro después y me asombro ante otras que ya no sé de dónde surgieron y cuyo significado, si alguna vez lo tuvieron, se ha borrado de mi mente. 

El otro escritorio, el virtual, lo tapo con un navegador lleno de pestañas, una de ellas de Pinterest, donde guardo imágenes que me acercan adonde quiero llegar. Encima de todo eso, está el documento en el que escribo, que se nutre de lo escrito en otros documentos de los que recorto y pego fragmentos que después recoloco en esta nueva hoja que los alberga. De Mancha conservo tres principios distintos. De Historia de Ø, más de cinco, con sus respectivas líneas narrativas, algunas tan diferentes que darían pie a un nuevo libro, si no me hubiera aburrido de él antes de darle una oportunidad. Edito y desecho antes de escribir. Escribo y sigo recortando después. Muchas veces me preguntan por qué escribo libros tan cortos. Y yo lo que querría es escribir menos a la primera.

A la escritura de Historia de Ø se le cruzó un viaje al norte del mundo, a una isla que ya conocía en verano, pero no en invierno, y allí me encontré con paisajes que ya había escrito, con objetos que estaba buscando, con personas que me contaron historias que se asoman en la novela y con un par de armiños.

 

Ana Flecha Marco (1986) traduce libros y hojas sueltas del noruego, inglés y francés al castellano, es intérprete de enlace y de conferencias y escribe e ilustra libros y artículos. Los días de asueto canta jotas en Ajuar, duerme mucho y a veces sale a la calle. Ha publicado dos libros, que en realidad son tres: Piso compartido (Bombas para Desayunar, 2018) y Dos novelitas nórdicas (Mr. Griffin, 2019). Habla de libros, cultura y curiosidades de los países nórdicos con Neila García Salgado en sydvaest.

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